Han pasado cinco años desde la última vez
que le vi. Y desgraciadamente muchos más que desde le conocí. Aunque cabe
reconocer que los dos últimos años que tuve que convivir con él, fueron los
peores. Insoportables, incluso. Fue todo tan extraño…
Sigue ahí, mirándome. Y yo, espero
ansiosa a que diga algo que haga estallar la guerra, pero mientras ocurre y no,
mordisqueo una zanahoria que será lo máximo que coma hoy.
-He venido hasta aquí porque te echaba
de menos.
-Sí, ya, muy bonito, pero no cuela.
¿Cómo me has encontrado y qué quieres en realidad?
-¿Acaso es importante el cómo, el cuándo
o el dónde?- Se me acerca con aires de galán. De galán con colonia barata, a
decir verdad. Que pufo está soltando.
-Pues sí, lo es. Al igual que es
importante que te duches y dejes de usar colonia del top manta.- Me retiro de
él, me acerco a una estantería y finjo hacer algo.- Por cierto. Una duda. ¿Por
qué traes una maleta?
-Ah, sí. Se me olvidaba. Vengo a pasar
una temporadita aquí contigo.
PUM. Ha explotado la guerra, pero
reservo el diccionario de hojas infinitas que tengo en la mano para lanzárselo en
la próxima perlita que suelte.
-No. Aquí no te vas a quedar.
- Tú verás. O me dejas quedarme o aviso
de dónde estás.
Tengo que reconocer que en un principio
me ha impactado. Pero no tengo nada que temer, ya soy mayor de edad, puedo
estar donde quiera.
-Haz lo que te dé la gana, pero sal de
mi casa.
-¿Te gustaría que tus conocidos se
enterasen de todas esas cosas que tratas de ocultar a todas costa? Sería muy
sencillo.
Capullo asqueroso. Ha tocado donde no
debía. Sabe que ahora soy alguien, que tengo reputación, una vida tranquila y
casi perfecta, limpia, un trabajo de ensueño… Dejo de hurgar en la estantería,
me quedo parada alrededor de treinta segundos, jugueteo un poco más con la librería
y de repente… Me giro bruscamente y le lanzo con toda mi fuerza el diccionario
que estaba reservando. Previendo mi reacción, ha sabido agacharse justo a
tiempo. La rabia me domina en ese preciso instante.
-¡Ruin, asqueroso, malnacido,
chantajista, cerdo cabrón!
-Entonces... ¿Qué? ¿Me aceptas en tu
casa o hablo con Dawson y Kelly?
Sabe más de mi vida de lo que creía. Me
sereno un poco e intento pensar una estrategia rápida, pero estoy bloqueada.
-Eres una pesadilla. Desde que entraste
en mi vida no has hecho otra cosa que no sea amargarme cada día. Maldigo mil
veces el día en que te conocí.
-Es normal que los hermanos se lleven
mal.
-Te lo repito por última vez. No soy tu
hermana. Además, nuestra relación ya era oscura antes de que tu madre y Roberto
se conociesen.
-Vaya, veo que aún te acuerdas.
Cómo olvidarlo, pienso para mi…
¿Cómo?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario