lunes, 11 de junio de 2012

Ella.

Era algo así como un peluche humano. La podías abrazar y ella nunca se apartaba. Si tuviese que describirla en cinco palabras diría que ella era ; todo lo que alguien desearía. Era amable, cariñosa, simpática, sonriente, cabezota, inteligente, lista, fuerte. Ágil. Era muy ágil y muy patosa. ¿Qué como se puede ser ágil y patoso? Pues verás, solo ella podía serlo. Consiste en ir andando en una linea recta sin tambalearse un milímetro, en hacer todo con muchísima precisión pero en ser incapaz de tener un vaso en frente y no tirarlo por toda la mesa. Ella era increíble. Era sensata, y aunque no lo parecía pensaba las cosas mil veces antes de decirlas. Algo que he envidiado de ella de que la vi marchar es la rapidez mental que tiene, y lo fácil que la resulta defenderse de todo. A menudo la preguntaba como era capaz de aguantar tanto y mantenerse tan bella, y me contestaba que aunque el dolor se refleja en la cara lo mas duro está en el corazón y eso anda por dentro. Y es que a pesar de todo, ella era preciosa en cualquier momento. Recién levantada, dormida, saliendo de la ducha, maquillada, en pijama, con vestido, en falda, en ropa interior y con las camisetas que le robaba a su hermano, que no a su hermana. Ella era , es y será la persona mas enormemente pequeña que habita sobre la faz de la tierra.

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